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Comprenda las opciones más seguras para tratar el dolor.

Más de 50 millones de estadounidenses viven con dolor crónico*, y aún más personas han sufrido algún tipo de dolor relacionado con cirugías o lesiones. El dolor es una parte inevitable de la experiencia humana, pero eso no significa que los opioides peligrosamente adictivos deban serlo.

Los opioides son una clase de droga que se utiliza comúnmente para reducir el dolor. La droga ilícita conocida como heroína es un opioide, al igual que muchos de los calmantes que los médicos recetan, incluidos la oxicodona, hidrocodona, codeína, morfina y otros.

Los opioides pueden tener un efecto negativo en el sistema de recompensa del cerebro, provocando que, con el paso tiempo, el consumidor necesite más y más. Como resultado, el medicamento puede ser altamente adictivo, lo que lleva a las personas a abusar del mismo a un ritmo alarmante. De hecho, los opioides actualmente son una de las principales causas de muerte relacionadas con lesiones en el estado de Washington. Mueren una mayor cantidad de personas por sobredosis que por accidentes automovilísticos.

Una de las mejores maneras de prevenir el abuso de opioides es evitar el poderoso medicamento por completo. Muchas personas no saben que hay muchas opciones que podrían funcionar mejor que los opioides recetados para reducir y controlar el dolor, con menos riesgos y efectos secundarios.

Si un médico le receta a usted o a un ser querido una receta de opioides, no dude en hacer preguntas y discutir sus opciones. Como alternativa al uso de opioides para tratar el dolor, puede:

  • Primero pruebe con un analgésico más suave. Los opioides no son los únicos medicamentos recetados en el mercado. Los medicamentos de venta libre, como el acetaminofén (Tylenol) o el ibuprofeno (Advil) tienen menos riesgos que los opioides, y dependiendo de su tipo de dolor, podrían ser mejores para encontrar alivio.
  • Hable con un proveedor de salud conductual. Las estrategias psicológicas, como la terapia cognitiva conductual, podrían ayudarlo a aprender a reconocer y modificar los desencadenantes físicos, conductuales y emocionales que causan dolor y estrés.
  • Opte por otros tratamientos. La fisioterapia u otras terapias, tales como acupuntura o masajes pueden ser altamente efectivas. También se sabe que una dieta saludable y ejercicio regular reducen el dolor crónico para muchas personas.

Si usted y su médico determinan que es necesaria una prescripción de opioides después de analizar los riesgos y las alternativas, todavía hay muchos pasos que pueden tomar para protegerse y proteger a sus seres queridos del mal uso. Pídale a su proveedor que le recete una pequeña cantidad de opioides hasta que pueda cambiar a un analgésico más suave para controlar su dolor. Además, guarde sus medicamentos bajo llave y deseche las píldoras caducadas o que no haya utilizado de manera segura en un programa de devolución cerca de usted (TakeBackYourMeds.org) . El 75 % del mal uso de los opioides comienza con personas que ingieren medicamentos que no les han sido recetados.

Cuando se trata de prevenir el mal uso de los opioides, usted puede marcar la diferencia. Una conversación honesta con su médico sobre las alternativas para controlar el dolor puede ayudarlo a mantenerse a usted y a su familia a salvo.

 


Fuentes: Coalición para una Juventud Saludable de Washington, Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (*www.cdc.gov/mmwr/volumes/67/wr/mm6736a2.htm), Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias, Departamento de Salud del estado de Washington